En todo el mundo se estima que 85 millones de niños y niñas se exponen a alguna de las peores formas de trabajo infantil; trabajos que son mental, física y moralmente peligrosos para su bienestar impidiendo, además, disfrutar de su derecho de estudiar.
Así también en nuestro país la pobreza, la discriminación, la falta de acceso a una educación adecuada y de calidad fueron causas que empujaron a los niños a esta forma de violencia. En los programas que el gobierno ha emprendido para este grupo en protección y refuerzo de los medios de vida del niño y de su familia, en educación y en salud; se puede observar una disminución del 12,3% al 5,9% en el Trabajo infantil de nuestro país con una tendencia descendente desde el año 2000.